¡QUÉ NOTICIA!

Hallaron restos de un mastodonte en el patio de una casa

Ocurrió en Santa Fe. Un colmillo fue descubierto por un hombre que cavaba un pozo ciego. Uno de los restos mide 1.60 metros de largo
Jueves 6 de noviembre de 2014 | 13:44

Investigan. | La procedencia del colmillo. | Foto: El Ciudadano web.
 
Los albañiles que se encontraban haciendo un pozo ciego ayer en la ciudad santafesina de San Lorenzo protagonizaron un descubrimiento inesperado al desenterrar un fósil de restos animales.

Antes de iniciar los estudios para determinar la antigüedad y el origen exacto de la pieza, los especialistas a cargo del caso consideraron que puede tratarse de un hueso de unos diez mil años de antigüedad, perteneciente a un mamífero de la era del pleistoceno.

Juan Nóbile, integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense, explicó que el hueso encontrado puede ser un colmillo de mastodonte, una especie típica de la fauna de la región pampeana en la época del pleistoceno. Este mamífero extinto pertenece a la misma familia que el mamut, aunque es de menor tamaño.

El hallazgo se produjo en un terreno de la zona oeste de la localidad que está ubicada unos 40 kilómetros al norte de Rosario.

Allí estaba Alcides Ojeda, quien avanzaba en la construcción de una casa para su yerno cuando se topó con un gran objeto sepultado a un metro y medio de profundidad.

Luego de desprender algunos fragmentos óseos, el trabajo con la pala le permitió revelar la presencia de un hueso de aproximadamente 1,6 metro de largo.

Tras la intervención de un equipo de Defensa Civil para resguardar el sitio, miembros del Museo de Historia Regional de San Lorenzo se presentaron para extraer una muestra y continuarán analizando el fósil durante los próximos días.

Asimismo, no descartan que en el terreno se puedan encontrar más restos a medida que avance la excavación.

Fuente: Clarín

ÚLTIMO MOMENTO

Hallaron restos de un posible mamut de 10.000 años en Santa Fe

El animal, de poco más de 400 kilos, fue encontrado por un vecino de la ciudad de San Lorenzo, al norte del Gran Rosario, cuando cavaba un "pozo ciego"
Por   | Para LA NACION
SANTA FE.- Los restos, aparentemente de un mamut de 10.000 años y de un poco más de 400 kilogramos de peso, fueron hallados por un vecino de la ciudad de San Lorenzo, al norte del Gran Rosario, por un hombre que construye una propiedad y cavaba un denominado "pozo ciego". Se trataría de restos de huesos petrificados de un megamamíferos del periodo pleistoceno, típico de la llamada "Era del Hielo".
Alcides, el propietario de una humilde vivienda ubicada en Carugatti y Rivadavia, al oeste de esa ciudad, se encontró con la novedad cuando ya llevaba cavado -con una pala- un pozo de un metro y medio de profundidad.
"Estaba cavando y en un momento encuentro algo muy duro. Es usual que al cavar así queden enterradas ramas o ladrillos, pero esto era algo distinto. Fui extrayendo la tierra de alrededor y al final se descubrió un enorme hueso", relató el dueño del terreno.
"Estaba cavando y en un momento encuentro algo muy duro. Es usual que al cavar así queden enterradas ramas o ladrillos, pero esto era algo distinto. Fui extrayendo la tierra de alrededor y al final se descubrió un enorme hueso", relató el dueño del terreno.
Después de eso, avisó a la Municipalidad de San Lorenzo, que envió una cuadrilla de Defensa Civil para sellar el sitio con un encintado común y a un equipo de antropólogos que retiraron una muestra del hallazgo para ser investigados.
Un miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense, Juan Nóbile, radicado en San Lorenzo, explicó a la prensa del lugar que "por la profundidad y primeros indicios se trataría de un criptodonte o mastodonte de unos 10.000 años de antigüedad".
Las primeras características analizadas se tratarían de una especie perteneciente a la llamada megafauna, que vivió hace unos 10.000 años en la zona. Son megamamiferos del período pleistoceno.
La zona del hallazgo quedó protegida y se aguarda para mañana de Pedro Mondoni y Ginés Benítez, miembros del Museo de Historia Regional, quienes tratarán de rescatar la mayor cantidad de muestra posible para analizar en laboratorio. "Con los estudios se determinará especie y antigüedad", anticipó Nóbile, quien aseguró que "lo más probable es que sean restos articulados, o sea, que haya más huesos en la zona".
Según confiaron los especialistas, las primeras características analizadas se tratarían de una especie perteneciente a la llamada megafauna, que vivió hace unos 10.000 años en la zona. Son megamamiferos del período pleistoceno. "Megaterios, tigre dientes de sables, mamut, criptodonte o mastodontes son los animales más típicos", enumeró Nóbile, quien luego retrató: "Es la fauna que puede verse en la película La era del hielo"..

jueves, 30 de octubre de 2014

SOBRE LA FALDA

LOS LANDE FORMABAN UNA BUENA FAMILIA: PAPÁ TOMÁS, MAMÁ CLARA, TOMASITO Y LOS MELLIZOS. UNA FAMILIA PARECIDA A CUALQUIER OTRA, AUNQUE DIFERENTE SÓLO POR UN PEQUEÑO DETALLE, POR UNA COSTUMBRE DISTINTA: A LOS LANDE LES GUSTABA SENTARSE UNO SOBRE LA FALDA DE OTRO ¡LES ENCANTABA! EN EL COMEDOR DE SU CASA NO TENÍAN MÁS QUE UNA HERMOSA SILLA DE MADERA. ¿PARA QUÉ MÁS? PAPÁ TOMÁS LA OCUPABA PARA DESAYUNAR, ALMORZAR, MERENDAR O CENAR Y SOBRE SU FALDA SE SENTABA MAMÁ CLARA SOBRE LA FALDA DE MAMÁ SE SENTABA TOMASITO SOBRE LA FALDA DE TOMASITO SE SENTABAN LOS MELLIZOS: PRIMERO JAVIER, DESPUÉS MÓNICA.
 ¡QUÉ DIVERTIDO ERA VERLOS PASÁNDOSE LOS PLATOS CON LA COMIDA! DE MÓNICA PARTÍAN BIEN SERVIDOS HACIA PAPÁ Y LOS DEMÁS, SIEMPRE EN ORDEN. DE PAPÁ TOMÁS VOLVÍAN VACÍOS HACIA MÓNICA. NO DEJABAN CAER NI SIQUIERA UNA MIGUITA. EN EL JARDÍN DE SU CASA NO HABÍA MÁS QUE UNA MECEDORA DE HIERRO FORJADO, BIEN REFORZADA, PARA SOPORTAR EL PESO DE LOS CINCO JUNTOS.
Y ALLÍ SE BALANCEABAN DURANTE LAS NOCHES DE VERANO, MIENTRAS PAPÁ, MAMÁ, TOMASITO Y JAVIER CANTABAN Y MÓNICA TOCABA LA GUITARRA. ASÍ, PUES, MIENTRAS ESTABAN EN SU CASA, NO TENÍAN NINGÚN INCONVENIENTE EN SENTARSE COMO SE LES ANTOJARA ¡PERO LA FAMILIA LANDE QUERÍA HACER LO MISMO EN TODAS PARTES! UNA TARDE FUERON AL CINE. PAPÁ TOMÁS COMPRÓ CINCO ENTRADAS ¡PERO OCUPARON SOLAMENTE UNA BUTACA! TAL COMO DE COSTUMBRE, SE SENTARON UNO SOBRE LA FALDA DEL OTRO Y LAS CUATRO BUTACAS RESTANTES LAS UTILIZARON PARA COLOCAR SUS ABRIGOS, SUS SOMBREROS Y SUS BUFANDAS.
 POR SUPUESTO, LAS PERSONAS QUE ESTABAN UBICADAS DETRÁS DE ELLOS COMENZARON A PROTESTAR: -¡NO PODEMOS VER LA PELÍCULA! -¡QUÉ SE SIENTEN SEPARADOS! -¡SOCORRO! ¡HAY CINCO LOCOS EN LA SALA! A LOS DOS MINUTOS, LA LINTERNA DEL ACOMODADOR ALUMBRABA A LA FAMILIA LANDE QUE –SIN HACER CASO A LOS GRITOS DE LA GENTE- CONTINUABA VIENDO LA CINTA TRANQUILAMENTE. EL ACOMODADOR –ASOMBRADÍSIMO- LOS INVITÓ A OCUPAR LAS CINCO BUTACAS O A RETIRARSE INMEDIATAMENTE. -¡NO, NO Y NO! ¡NO NOS SENTAREMOS SEPARADOS! –CHILLÓ MAMÁ CLARA. -¡YO HE PAGADO CINCO PLATEAS Y TENGO EL DERECHO A OCUPARLAS O NO! –AGREGÓ PAPÁ TOMÁS.
 -¡ASÍ ESTAMOS CÓMODOS! –ASEGURARON LOS MELLIZOS, MIENTRAS TOMASITO REZONGABA EN VOZ BAJA. PERO EL ACOMODADOR NO ATENDIÓ SUS RAZONES. LA FAMILIA LANDE ABANDONÓ EL CINE ENOJADA: -¿SENTARNOS SEPARADOS? ¡JAMÁS! CUANDO VIAJABAN EN COLECTIVO, EN ÓMNIBUS, EN SUBTERRÁNEO O EN TREN, SUCEDÍA LO MISMO. LA FAMILIA LANDE INSISTÍA EN OCUPAR UN SOLO ASIENTO, SENTÁNDOSE UNO SOBRE LA FALDA DEL OTRO. MÓNICA DEBÍA ENTONCES INCLINAR LA CABEZA PARA NO GOLPEARSE CONTRA EL TECHO DURANTE EL TRAYECTO.
-¡QUÉ MANÍA! –COMENTABA LA GENTE AL VERLOS-. ¡QUÉ CAPRICHOSOS! PERO A LOS LANDE NO LES PREOCUPABAN LAS HABLADURÍAS DE LA GENTE; ELLOS ERAN FELICES... UNA NOCHE, PAPÁ TOMÁS ANUNCIÓ A SU ESPOSA: -DEBEREMOS VIAJAR A EUROPA, CLARA. TENGO QUE IR A TRABAJAR ALLÍ DURANTE UN AÑO. -¡QUÉ SUERTE! –GRITÓ TOMASITO-. ¡VIAJAREMOS EN AVIÓN! -¡VIVA! ¡VIVA! –APLAUDIERON LOS MELLIZOS. Y ASÍ FUE. LA FAMILIA LANDE PREPARÓ LAS VALIJAS Y PARTIÓ RUMBO AL AEROPUERTO. EL GRAN PROBLEMA SE PRESENTÓ CUANDO –YA EN EL AVIÓN- INSISTIERON EN SENTARSE TODOS JUNTOS, COMO DE COSTUMBRE.
-DE NINGUNA MANERA, SEÑOR –LE EXPLICÓ LA AZAFATA A PAPÁ TOMÁS-. NO ES POSIBLE QUE VIAJEN TODOS SOBRE SU REGAZO. -DEBEN OCUPAR UN ASIENTO CADA UNO Y SUJETARSE CON LOS CINTURONES DE SEGURIDAD PARA EL DESPEGUE –AGREGÓ EL COMISARIO DE A BORDO, BASTANTE SORPRENDIDO. EL VUELO SE RETRASÓ UNA HORA; EL TIEMPO JUSTO PARA CONVENCER A LOS LANDE A QUE SE SEPARARAN. LOS DEMÁS PASAJEROS NO SABÍAN SI REÍRSE O INDIGNARSE CUANDO –FINALMENTE- MÓNICA BAJÓ DE LA MONTAÑA DE CARNE Y HUESOS, SEGUIDA POR JAVIER, TOMASITO Y MAMÁ CLARA.
EL AVIÓN DESPEGÓ, LLEVÁNDOLOS –POR PRIMERA VEZ- SENTADOS CADA UNO EN SU ASIENTO. AL PRINCIPIO NO CONVERSARON, NI MIRARON LAS NUBES, NI ACEPTARON LOS BOCADITOS QUE LES OFRECIÓ LA AZAFATA ¡TAN GRANDE ERA SU MALHUMOR! LOS MELLIZOS FUERON LOS PRIMEROS EN EXCLAMAR: -¡QUÉ CÓMODOS VIAJAMOS! ENTONCES, TOMASITO SE ANIMÓ Y DIJO: -ES CIERTO, PAPÁ. ¡QUÉ CONFORTABLE ES ESTE ASIENTO QUE OCUPO! Y MAMÁ CLARA AÑADIÓ BAJITO: -HACE AÑOS QUE NO ME SENTÍA TAN BIEN PERO PAPÁ TOMÁS NO LOS ESCUCHABA YA: RECLINADO EN SU SITIO, DORMÍA APACIBLEMENTE, CON LAS PIERNAS BIEN ESTIRADAS
 ASÍ FUE COMO LOS LANDE SE DIERON CUENTA QUE ERA MÁS CÓMODO, MUCHO MÁS CÓMODO, SENTARSE CADA UNO EN UNA SILLA Y FUERON ABANDONANDO –POQUITO A POCO- EL RARO HÁBITO DE OCUPAR TODOS JUNTOS LA MISMA SILLA. SIN EMBARGO, ME HAN CONTADO QUE –EN EL SECRETO DE SU CASA- SIGUEN SENTÁNDOSE –DE VEZ EN CUANDO- UNO SOBRE LA FALDA DEL OTRO ¡PERO MUY DE VEZ EN CUANDO!

LA FAMILIA DELASOGA

La familia Delasoga era muy unida. O, por lo menos muy atada. Juan Delasoga y María Delasoga se habían atado un día de primavera con una soguita blanca, larga, flexible, elástica y resistente. Y desde ese día no se habían vuelto a separar. Lo mismo había pasado con Juancho y con Marita, los hijos de Juan y María. En cuanto nacieron, los ataron. Con toda suavidad, pero con nudos. No es tan difícil de entender si uno lo piensa. Marita, por ejemplo, estaba atada a su mamá, a su papá y a su hermano: en total, tres soguitas blancas anudadas a la cintura. Y lo mismo pasaba con Juancho. Y con Juan. Y con María. Claro que no era fácil acomodar tanta soga; había peligro de galletas, de sacudidas, de tropezones. Pero con el tiempo se habían acostumbrado a moverse siempre con prudencia y a no alejarse nunca demasiado. Por ejemplo, cuando se sentaban a la mesa era más o menos así Y cuando se acostaban a dormir. Y cuando salín a pasear los domingos por la mañana. Los Delasoga eran expertos en ataduras. La soga con que se ataban no era una soga así nomás, de morondanga; era una espléndida soga, elástica y extensible. Así que cuando Juancho y Marita iban a la escuela, que quedaba a la vuelta, María podía quedarse en su casa haciendo la comida, casi como si tal cosa, salvo que la cintura le molestaba un poco porque la soguita estaba tensa…y tiraba. Lo mismo pasaba cuando Juan iba al taller que, por suerte, quedaba al lado. A la hora de la leche no era raro ver a María, a Marita y a Juancho mirando la televisión mientras tres sogas los tironeaban un poco hacia la calle, porque el papá todavía no había vuelto. De un modo o de otro, los Delasoga se las arreglaban. Aunque, claro, había cosas que no podía hacer. Por ejemplo: Juancho nunca había podido salir a dar una vuelta a la manzana con sus patines. Y eso era bastante grave porque Juancho tenía un par de patines relucientes con rueditas amarillas. Pero ¿qué soga podía aguantar una vuelta a la manzana en dos patines? A María le hubiese gustado visitar a su amiga Encarnación, la de Barracas. Pero ¡qué esperanza! No se había inventado todavía una soga tan resistente. Eso a María le daba un poco de pena porque era lindo charlar con Encarnación de tantas cosas. Y Juan también. A Juan le hubiera encantado ir a la cancha a cantar a lo loco un gol de Ferro. Pero no; no podía: la soga no daba para tanto. Y eso a Juan, muy en secreto le daba un poco de rabia. Y Marita, por no ser menos, también tenía sus ganas: ganas de pasear solita hasta el quiosco. Sola, no, ahí estaban las sogas, las tres soguitas blancas, flexibles y resistentes. Y así siempre. Por años. Cuando una soga se ponía vieja, deshilachada y roñosa, la cambiaban por otra nueva, blanca y flamante.Los Delasoga ya habían gastado más de quince rollos de soga de la buena, y habrían gastado muchísimos rollos más de no haber sido por la tijera brillante. Bueno, en realidad la tijera brillante siempre había estado allí, en el costurero, hundida entre botones y carreteles. Pero nunca había brillado tanto como esa tarde. En una de esas porque era una tarde de sol brillante como una tijera. Los Delasoga estaban, como siempre, atados. María cosía un pantalón gris y aburrido. Marita miraba cómo María cosía. Juancho miraba cómo miraba Marita a María que cosía. Juan miraba a Juancho mirar a Marita, que miraba a María, que cosía. Y la tijera brillaba. Cada tanto María la agarraba y –tristras­ cortaba la tela. Y, mientras cosía, miraba las soguitas enruladas en montoncitos blancos sobre el piso. En realidad María nunca había pensado mucho en las sogas. Ahora, de pronto, las miraba mejor, las miraba fijo, y se daba cuenta de que les tenía rabia. Entonces sucedió, por fin, lo que tenía que suceder de una vez por todas. María agarró la tijera y –tristras­ no cortó el pantalón gris; cortó la soga. Una soga cualquiera, la que tenía más cerca. Y después otra soga. La tercera y la cuarta las cortó Juan. Y Marita y Juancho cortaron una cada uno. Las soguitas cortadas se cayeron al piso y se quedaron quietas. ¡Pobrecitos Delasoga! No estaban acostumbrados a vivir desatados. Al principio se asustaron muchísimo y casi casi salen corriendo a comprar otro rollo. Pero después Juan dijo en voz baja: ­­Casi casi…me iría a la cancha de Ferro, que hoy juega con River. Y María dijo en voz alta: ­­Casi casi…me iría a visitar a Encarnación, la de Barracas. Y Juancho corrió a buscar los patines de las ruedas amarillas. Y Marita dijo chau y se fue al quiosco del andén a elegirse dos revistas. Esta vez los cuatro Delasoga pasaron cuatro tardes, todas distintas. Se volvieron a encontrar a la nochecita. Estaban cansados, porque no era fácil andar solos y para cualquier lado. Juan y María se abrazaron muy fuerte y se contaron cosas. Juancho contó, mientras se desataba los patines, que en el barrio tenía un amigo que se llamaba Bartola. Marita contó que, junto al quiosco del andén, siempre había campanillas azulas y geranios rojos. De la soga no hablaron más. ¿Para qué iba a hablar de sogas una gente tan unida?
 Graciela Montes

lunes, 8 de septiembre de 2014

CLASES DE DINOSAURIOS

Lean la información y hagan una lista de los diferentes tipos de dinosaurios que existieron.

viernes, 29 de agosto de 2014

¡ESTO ES EL COLMO!

Lean los colmos, elijan 3 para copiar en el cuaderno y luego dibujen.

jueves, 7 de agosto de 2014

LAS PAPILAS GUSTATIVAS

Las papilas gustativas son un conjunto de receptores sensoriales que se encuentran en la lengua y son los principales promotores del sentido del gusto. Dependiendo de su localización en la lengua tienen la habilidad de detectar mejor cierto tipo de estímulos o sabores.